lunes, 17 de enero de 2011

Real Oviedo sigue negado

El Oviedo sigue negado en el Tartiere. Los azules cedieron otro empate en su campo, donde no ganan desde hace tres meses, desde el pasado 24 de octubre, y siguen metidos de lleno en la zona de peligro de la clasificación.

Los azules mostraron dos caras en el partido de ayer: una primera en la que exhibieron sus carencias, especialmente en la creación del juego y en ataque, y una segunda en la que mejoraron, tuvieron el control del juego, pero les faltó crear claras situaciones de peligro ante la portería de Iván Crespo. La Gimnástica se conformó con no pasar apuros. En la segunda parte cedió más terreno por la intensidad que le dio el Oviedo al juego, pero controló el partido sin muchos problemas, lo que le valió para sacar un empate que le permite elevar a seis los partidos que lleva sin conocer la derrota.

El entrenador del Oviedo, José Manuel Martínez, decidió modificar el esquema de los últimos partidos. Los azules dejaron atrás los tres pivotes para apostar por el 1-4-4-2, en el que la novedad más destacada fue la presencia de Armando en el lateral izquierdo y la vuelta de Perona al once inicial, formando pareja con Miguel.

La primera mitad fue un cúmulo de despropósitos por parte de los dos equipos. Prueba de ello es que el único disparo entre los tres palos no se produjo hasta el minuto 45, en un remate de Xavi Moré, tras cabecear hacia atrás Miguel una falta sacada por Negredo.

Los azules nunca estuvieron cómodos en el campo. Tuvieron muchos problemas para dar sentido a la circulación del balón. Se atascaron una y otra vez en el centro del campo y apenas tuvieron profundidad por las bandas. A la Gimnástica le bastó con mantener el orden defensivo para no pasar por ningún apuro, aunque también es cierto que su juego ofensivo tampoco existió. Un remate de cabeza de Bubu, que salió por encima de la portería de Aulestia, en el minuto 42, fue su único bagaje ofensivo en toda la primera mitad y también a lo largo de los noventa minutos.

El Oviedo trató de presionar arriba para dificultar la salida del balón de la Gimnástica, pero lo hizo sin mucha convicción. Además, cuando le salió bien, sus continuos errores en los pases impidieron que pudiese sacar fruto de la situación.

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