miércoles, 25 de agosto de 2010

Manu Busto decidió en el Tartiere

Un tanto del cántabro desde los 11 metros en el minuto 116 de la prórroga permitió al Real Oviedo imponerse por la mínima (1-0) al Eibar y seguir adelante en la Copa del Rey
*El próximo miércoles, los de Pichi Lucas recibirán al Real Murcia, que esta noche igualó sin goles ante el Puertollano, pero se impuso (0-3) en la tanda de penaltis

Real Oviedo, 1; S.D. Eibar, 0
ALINEACIONES:
Real Oviedo: Aulestia; Víctor Díaz, Negredo, López Ramos, Ernesto (Aitor Sanz, min. 60); Jorge Rodríguez, Falcón, Pelayo (Jandro, min. 77); Manu Busto, Perona (Miguel, min. 101) y Nano.
S.D. Eibar: Irureta; Raúl Gañán, Añibarro, Urzelai, Kijera; Garro; Cuevas (Alex García, min. 58), Altuna, Valín, C. Rubén (Albistegui, min. 63); y Arruabarrena (Jokin, min. 70).

ÁRBITRO:
García García, perteneciente al Comité Cántabro. Amonestó a los locales Ernesto y Perona, y a los visitantes Irureta y Añibarro. Expulsó a Garro por doble amonestación en el minuto 101.

EL GOL:
1-0, min. 116. Manu Busto, de penalti.


INCIDENCIAS:
Encuentro correspondiente a la primera eliminatoria de la Copa del Rey disputado en el estadio Carlos Tartiere ante 3.576 espectadores. Tarde-noche calurosa. El técnico Pichi Lucas descartó en los prolegómenos del partido a Gonzalo, Xavi Moré, Juanma, Marc Castells, Adán y Rubiato, que realizaron trabajo físico junto a distintos miembros del cuerpo técnico.

El Real Oviedo sigue vivo en la Copa del Rey gracias al tanto de penalti de Manu Busto en el minuto 116 de su eliminatoria ante la Sociedad Deportiva Eibar. Los de Pichi Lucas fueron superiores al conjunto armero durante toda la segunda mitad y la prórroga, demostrando su carácter ofensivo en numerosas jugadas. Nano, Manu Busto y Perona pudieron adelantar a los locales en un partido en el que pasaron algún que otro apuro en el primer periodo con la envergadura del delantero Arruabarrena.


El conjunto oviedista buscó imponer su estilo de juego desde el primer minuto, pero no pudieron ponerlo en práctica fundamentalmente por dos factores. El primero fue la férrea presión rival, que replegó sus filas en campo propio para cerrar líneas de pase del conjunto local e intentar crear peligro en las acciones al contragolpe, mientras que el segundo inconveniente tuvo como inesperado protagonista al césped, que no se encontraba en sus mejores condiciones.
Ante este guión, los oviedistas quizá abusaron del juego directo para salvar ese entramado armero en la zona central. Únicamente Manu Busto lo intentó por raso, pero el cántabro fue objeto de muchas faltas que impidieron que sus acciones tuviesen continuidad.
Los de Mandiola, por su parte, buscaban aprovechar la rapidez de sus centrocampistas, entre los que destacó Altuna, para surtir de balones al delantero Arruabarrera. Su envergadura creo algún que otro problema en las jugadas de estrategia, pero tanto el guardameta Aulestia como la línea defensiva cuajaron una destacada actuación e impidió cualquier acción de peligro, excepto una que Negredo salvó en la misma línea de portería.

Tras el tiempo de descanso, la tónica cambió radicalmente. Los azules trataron de darle una velocidad más al juego y buscaron mover el balón con claridad y rapidez de una banda a otra. Manu Busto entró más en contacto con el esférico y eso fue algo que el equipo agradeció. Buena prueba de sus intenciones se pudo comprobar en el minuto 48, cuando el cántabro finalizó una bonita acción individual con un derechazo que se marchó rozando el poste derecho. A muchos de los seguidores azules que había en las gradas les vino a la mente el primer tanto del año pasado ante el Real Sporting B.

El Real Oviedo comenzaba a gustarse en el campo y el preparador Pichi Lucas no tardó mucho en realizar su primer cambio en el once, dando entrada al centrocampista Aitor Sanz en sustitución del defensa Ernesto en el minuto 60. Jorge Rodríguez, hoy pivote defensivo, se retrasó hasta el centro de la zaga, desplazando a López Ramos al lateral zurdo.
Los locales iban a más, mientras que sus rivales comenzaban a acusar las dimensiones del estadio Carlos Tartiere y el desgaste realizado en la primera mitad. Manu Busto, el más incisivo de los suyos, intentó sorprender a Irureta en el minuto 68 con un zurdazo de primeras desde el borde del área tras centro de Nano, pero el balón se marchó rozando el poste derecho. Con el paso de los minutos, las ocasiones locales iban cayendo.
La entrada de Jandro en el costado derecho dio una mayor profundidad en ataque y en el tramo final llegaron hasta tres ocasiones de peligro. En el 78 hubo una triple de Falcón, Perona y Nano, que la defensa despejó con muchos apuros, en el 87, un zurdazo de Nano que atajó el portero rival tras desviar un defensor y en el 90, un derechazo de Manu Busto que se marchó rozando el poste derecho.

Ese empate sin goles al final del tiempo reglamentario hizo que se jugasen dos tiempos extras de 15 minutos. La prórroga siguió con la misma tónica del partido y las jugadas de ataque eran del conjunto de Pichi Lucas, que tenía en Nano, Manu Busto y Perona a sus hombres más peligrosos.
La expulsión por doble amonestación del armero Garro en el minuto 101 hizo aún más patente la superioridad carbayona. Pichi Lucas dio entrada a Miguel en la punta del ataque en sustitución de un trabajador Perona. El de Llanera se convirtió en el protagonista de la acción que decantó la eliminatoria del bando local al ser derribado por el guardameta Irureta dentro del área en el 114. Tras una serie de protestas del conjunto armero, que reclamaba una caída de Valín, Manu Busto engañó en su lanzamiento al guardameta rival y llevo el 1-0 al marcador.

En los instantes finales, el Eibar empleó un juego directo, pero Aulestia y los defensas carbayones no permitieron ninguna aproximación a su área.
El Real Oviedo se enfrentará el próximo miércoles al Real Murcia en el estadio Carlos Tartiere. El equipo murciano empató sin goles en su visita a Puertollano y superó su eliminatoria con solvencia en la tanda de penaltis (0-3).

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